PERFIL - Hajer Srihi
Estudiante de doctorado en control automático, Hajer Srihi recibió el pasado noviembre el premio nacional Thierry Célérier Femmes et Sciences por su trabajo sobre "Estrategias de estabilidad en posición sentada en personas con lesión medular". Antes, en 2022, ya había sido galardonada con el premio a la mejor ponencia en el congreso Handicap organizado por el Institut Fédératif de Recherche sur les Aides Techniques pour personnes Handicapées (IFRATH), y a partir de 2021 con el premio de la jornada regional de doctorandos en automatización de Compiègne. Se trata de un buen palmarés para esta mujer trabajadora que disfruta siendo la primera en llegar y la última en marcharse del LAMIH UMR CNRS 8201, el laboratorio al que pertenece.
Un repaso a la trayectoria de esta brillante estudiante que pretende ser profesora-investigadora y utilizar su vida cotidiana como persona con movilidad reducida para crear aplicaciones/soluciones técnicas para personas con discapacidad. También apoya la imagen de las mujeres científicas, en particular de las mujeres con discapacidad, para cambiar este estado de conciencia que combina género y discapacidad y en el que está presente el doble sistema de desigualdad.
¿Cuál es su trayectoria en la institución?
Tras estudiar ingeniería en Túnez, llegué a Francia en 2017 en el marco de una doble titulación ENSIAME (ahora INSA Hauts-de-France)/ENIM. Soy ingeniero en mecatrónica y director de administración de empresas (IAE Valenciennes). Para mí era importante tener este doble sombrero para aprehender un proyecto científico en su totalidad: la parte de la ciencia de la ingeniería, pero también el aspecto humano y de gestión. Es muy complementario.
Como persona con discapacidad, ¿ha encontrado alguna dificultad para completar sus estudios?
Cuando llegas a un país nuevo, no conoces bien el idioma, las leyes, las tradiciones, la administración, la gente. Tuve que adaptarme a una nueva vida. Esto no es fácil para una persona sana, pero es aún más difícil para una persona discapacitada. Pero recibí mucho apoyo y ayuda, sobre todo del relevo para discapacitados de la universidad. La atención personalizada que recibí fue determinante para llegar a donde estoy hoy.
Tuve un seguimiento para mi vida personal: mi vivienda, la creación de un expediente ante el MDPH, la intervención de una ayuda humana, los derechos en materia de prestación de indemnización por discapacidad, así como para mi vida de estudiante: mi puesto de trabajo fue adaptado así como la entrada al laboratorio. En cuanto a la formación, estaba en pie de igualdad con los demás estudiantes, lo cual era muy importante para mí. Siempre he sentido mucha solidaridad, incluso durante la crisis sanitaria. Estaba aislado pero no solo, estaba bien rodeado.
¿Qué les diría a los estudiantes que son reacios a cursar estudios superiores debido a su discapacidad?
Yo diría que hay que atreverse, imaginar y emprender, no es imposible. Sólo necesitas mucha paciencia y perseverancia. También hay que saber hablar de los problemas, ser franco y decir lo que no se puede hacer. Verbaliza cuando necesites ayuda o apoyo para hacer algo, no te avergüences de pedir ayuda. Existen mecanismos, debemos utilizarlos. En la universidad hay personas cualificadas para tratar las distintas situaciones de discapacidad, son muy competentes, muy responsables y cada caso es personalizado y confidencial.
Me gustaría ser un buen ejemplo que tal vez motive a los alumnos que no se atreven a hablar de su discapacidad o que se hacen a un lado. Les invito sinceramente a no tener miedo de enfrentarse a la sociedad, a la vida universitaria, a la vida académica, a salir del círculo del aislamiento. La universidad es su universo para convertir su discapacidad en una fortaleza. La discapacidad no es sólo un obstáculo, es también una diversidad humana y un elemento importante del tejido comunitario.